Canibalización del teatro independiente
-Hacia una nueva forma de producción consumista cooperativa-
Por Pablo Silva
Como esquema general dividimos para pensar y trabajar el teatro, en tres áreas principales, estatal, comercial e independiente. Dentro de estos tres esquemas, cada sector tiene sus propias reglas y leyes, implícitas y explícitas. En los últimos tiempos, quizás años, los sectores mas independientes, teatro off, off corrientes, alternativos o de vanguardia parecemos haber tomado la forma y el ejemplo del teatro comercial, por alguna extraña razón, como un norte a seguir.
Este norte, que nos ubica en un lugar donde nos cuesta generar reglas y leyes propios, independientes, nos equipara con un sector con el cual no podemos competir, por varias razones. Volumen de producción, volumen de venta, carteles de los actores, cantidad de butacas, cantidad de publicidad. A todas luces, el sector independiente tiene y debe, encontrar formas propias, para cada uno de sus rubros ( a la manera del establecido “volanteo” como forma de publicidad alternativa)
Los grupos independientes, los deseos de muchos actores y muchos artistas involucrados en cada proyecto teatral independiente son el motor real de una actividad que crece en calidad y en cantidad, en unas cien salas de la ciudad de Buenos Aires.
Esos grupos, con historias previas o no, habitualmente agrupados bajo la formas de cooperativas de trabajo, no logran consolidar un frente de pensamiento o de negociación prácticamente en ningún área. Y esto es uno de los primeros puntos a pensar. Un poco por egoísmo, un poco por voluntades unidas ocasionalmente, otro poco por algunas razones que tal vez se me escapan. Pero lo que es seguro es que las más de 500 cooperativas inscriptas por año en la Asociación Argentina de Actores (no mucho mas que un trámite burócratico, en general) en Buenos Aires no logran organizarse en ningún sentido. Y esto, claramente, tiene consecuencias. Un sector que no puede organizarse ni negociar esta siempre listo para que lo fagociten, manipulen, o simplemente, lo ignoren.
En estos últimos años, todos los que nos movemos en el sector del teatro independiente, sufrimos una nueva forma de canibalización de esta franja: la relación con el dinero, en el pago de honerosos seguros de las salas –como si se tratara de proyectos comerciales-.
Para que se entienda, el pago del seguro de sala, que abona cada cooperativa, por día de función y que oscila entre 300 y 1000 pesos -según las salas, zonas, butacas, etc- cada vez es mas cuantioso, y canibaliza el sector independiente en una nueva forma de teatro “comercial off”.
Si el sector independiente repetía hasta el cansancio que los únicos que ganaban dinero eran los agentes de prensa, en estos últimos años, y cada vez más, ahora se podría decir que los únicos que ganan dinero son los agentes de prensa y las salas…
Por supuesto hay muchas variables más, y estas palabras solo intentar aportar algunas puntas mas para pensar. Suena lógico que los dueños de las salas, agrupados en su mayoría en Artei, prefieran no cobrar los subsidios que daba el estado por medio de Proteatro u otras instituciones, por serles insuficientes y porque, al aceptar dichos subsidios, se veían obligados a no cobrar dicho seguro de sala, aceptando sumas entre 10 y 15 mil pesos anuales. Las razones son básicamente matemáticas… con cobrar seguro a dos o tres cooperativas, ganarían el mismo dinero en dos o tres meses, y les quedaría todo el año para seguir cobrando y asegurando un ingreso fijo en la misma medida que se tienen los egresos de cualquier sala (empleados, luz, alquiler etc). Amen de esto, muchas salas cobraban el dinero del subsidio a salas de Proteatro u otros, y recurrían a algunas maniobras dolosas de dudosa legalidad para cobrar también el seguro de sala “encubierto”. Allí la falta de denuncias del sector desorganizado, hacía que si bien las noticias corrían, Proteatro no pudiera accionar de una manera mas coercitiva. Quizás con los montos elevados en este nuevo periodo (diez millones de pesos) algunas salas revean esta situación.
Y para sumar otra desilusión, por así decirlo, el organismo estatal mas importante dependiente de Secretaría de Cultura de la Nación, encabezada por Jorge Coscia, el Instituto Nacional de Teatro, se encuentra en un fuego pronto a ser intervenido y con varias denuncias de fraude y malversación de fondos públicos.
Es evidente que la situación coyuntural de las producciones de los cientos de cooperativas del teatro independiente, no ayuda a organizarse.
Ya que ni la Asociación de Actores, ni Proteatro, ni el Instituto Nacional de Teatro, por nombrar las instituciones mas cercanas al sector, tienen en sus objeticos ni organizar, ni defender, ni legislar para el sector del teatro independiente, pese a que tiendan a una forma de proteccionismo estatal, en los famosos subsidios a la creación y estrenos de trabajos teatrales independientes.
Así, los delegados, los productores, y los directores del teatro independiente, se ven conminados a convertirse en subsidiadores de las salas, abonando seguros que en las cuentas finales, casi siempre darán un signo negativo para las finanzas de la cooperativa, y para todos sus componentes –actores directores, asistentes- y para los artistas y técnicos implicados en ellas.
Será la hora de organizarse…?
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