PANTALLA PINAMAR
“Aballay” –un hombre sin miedo – de Fernando Spiner, se presentó en Pinamar y los aplausos colmaron la sala
Este imparcial cronista volvió a ver como el Festival Pantalla Pinamar recibe con júbilo a uno de los hijos dilectos del cine argentino: Fernando Spiner. Uno de los directores más creativos de nuestro cine que ha trabajado ampliamente en otros rubros como la televisión (Bajamar) el video clip, y en algún momento que llegará pronto también el teatro. Es un hombre de gran coraje que arriesga en nuevos géneros, siempre con un prolijo trabajo de cámaras y encuadre, solidos guiones y buenos actores. Así llegaron La Sonambula y Adios querida luna, sus films anteriores.
Aquí Spiner se basa en un cuento del potente y relegado escritor argentino Antonio di Benedetto (el autor de la majestuosa Zama) y lo transcribe con precisión y maestría, ayudado por Javier Diment y Santiago Hadida. Di Benedetto, preso en la última dictadura militar, escribe su cuento Aballay desde la cárcel en 1978, en cartas que envía a un amiga que recolecta los textos con los cuales luego se arma su libro de cuentos “Absurdos” que contiene el que da origen al film. La historia de un hombre que cambia. Un gaucho malo, y asesino, que impactado por la mirada de un niño que vio como asesinaba a su padre, cambia… Y alentado por las palabras de un cura –el puma Goity en un rol pequeño y potentísimo- decide exilarse de la tierra, subiéndose, como hacían los anacoretas estilitas en sus columnas de penitencia, a su caballo, y no bajarse nunca mas de él, creando una leyenda, un hombre santo y venerado. Culpa y penitencia.
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.“Siempre piensa en el gurí que le hincó la mirada.
Pasan años. Un día se encuentra con esa mirada.
Sabe que el niño, hecho hombre, viene a cobrarse.
Lo ha seguido el mozo. Lo topa en el cañaveral.
Podría parecer un santón de poca edad, en digno caballo. Trae templados los ojos, pero decididos. Igual que Aballay, está en harapos.
Le comunica:
– Lo he buscado.
– ¿Mucho tiempo?
– Toda mi vida, desde que crecí.”
Un western gauchesco, con asesinos, exilados, soledades, muerte, polvo y sangre. Pero quien es el que cambia aquí? Cambia Spiner, que se acerca al gran público? Cambia Pablo Cedron, al no bajarse del caballo? Cambia Nazareno Casero, convirtiéndose en un niño-hombre en busca de venganza? O cambia Moro Anghileri rebelándose ante su destino? O cambio yo, al ver esta película? O cambiarás vos también, al verla?
Di Benedetto ya no tiene tiempo de cambiar, llevado a algún lugar lejano por la muerte, pero lo que es peor, por el olvido. Spiner se propone regresarlo, y lo logra. Su film, recorre el polvo de los paisajes tucumanos y da rienda suelta a su capacidad como narrador de historias.
Spiner cambia, aportando su mirada irónica, verdadera, a un género…casi inexistente pese a los antecedentes gauchescos (Demare, Fregonese, Favio)a los que no se acerca demasiado y si quizás mas a un Sergio Leone, como un pariente lejano al que se respeta y admira, aportando su giro extraño, propio, original, como lo son sus versiones –hasta silbadas- de La marcha de San Lorenzo, incluidas en su película.
Moro Anghileri se encamina con fuerza irrefrenable a un cambio en su nivel de popularidad, apostando a todas las nominaciones posibles, en un rol impecable, furioso, estremecedor.
Y esperemos que todos cambiemos, como propuso Di Benedetto, desde su exilio impuesto, ante la mirada de un niño. Y festejemoslo.
Pablo Silva
http://www.aballaypelicula.com.ar/
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